lunes, 28 de octubre de 2013

Jornada de convivencia de los novicios carmelitas en el Desierto de las Palmas



Vuestra visita fue uno de esos regalos preciosos que la Virgen del Carmen da a sus hijos. La jornada que estuvimos juntos estuvo marcada por un no sé que como si nos conociésemos de siempre. Eso sólo se explica desde la mirada de Jesús, que es el verdadero autor de nuestras vidas. Le doy gracias por vuestra visita. Que Él y María Nuestra Madre nos unan en fraternidad cada vez más.

Fray Andrew María del Corazón de Jesús nov. carm.



El  jueves 16 de octubre los novicios carmelitas de Salamanca, con su maestro P. Desiderio García Martínez, han visitado la comunidad de los hermanos Carmelitas Descalzos en el Desierto de Las Palmas, después de haberlos conocido durante la celebración de los 522 beatos mártires del siglo XX que tuvo lugar en Tarragona, entre los que se encontraban 30 hermanos brutalmente asesinados mientras confesaban su propia fe llevando puesto el escapulario de la Virgen María del Monte Carmelo. 

En este desierto los dos noviciados se han encontrado y han compartido el día, visitando las varias ermitas que caracterizan este lugar, situados en un contexto natural que bien ayuda a quien busca silencio, meditación y – añadimos nosotros – ayuda también a quien quiere imaginarse cómo era la primera comunidad de hermanos que quiso vivir y testimoniar en el Monte Carmelo su celo a Dios. Un verdadero oasis para reflexionar, rezar y vivir la oración, entendiendo y, trascendiendo la hermosura del lugar a través de nuestra espiritualidad, lo que nos recuerda el Beato Tito: "La oración es vida, no un oasis en el desierto de la vida".

Un Monte Carmelo que – espiritual y geográficamente – es un lugar único, su subida conduce al único Dios; y si algunos peregrinos quieren llegar a la cima de esa misma montaña, es la mejor manera de llegar a la única cima. Esta era la sensación mientras éramos huéspedes en este hermosísimo desierto teresiano: de estar hablando con compañeros que tienen nuestros mismos objetivos, nuestras mismas herramientas y el mismo celo por quien amamos, cada mañana, llevando puesta la misma “armadura” ornada del escapulario, de vivir “In obsequio Jesu Christi”. 

Como indicaba claramente S. Teresa de Jesús, “ciertamente tenemos que empezar a orar, y a rezar se empieza orando, como se empieza a caminar caminando”, podemos empezar a orar y a caminar juntos simplemente haciéndolo – mirando, pero, en la cima del monte, y no a los pies. 

A lo mejor entonando juntos, simplemente, el Flos Carmeli en frente de las tumbas de quien ha muerto llevando puesto el don que nuestra Madre y Hermana nos ha dado a todos nosotros Carmelitas.



 


No hay comentarios:

Publicar un comentario